sábado, 16 de junio de 2018

El circo ilusorio (IV)

Foto tomada de https://www.pinterest.es/pin/565131453211867804/



En el planeta Maledictus,
donde el mundo era ininteligible,
donde el frío expandía su furia
y las bestias eran indestructibles,
vivía un ser invencible.

Un ermitaño,
quien domaba a las criaturas salvajes,
un ser obsesionado a la caza,
único en su raza.

Hoy este circo itinerante
tiene el honor en presentarles a Efferus,
el domador de animales infernales. 
Pues nadie sabe cómo lo hace,
parece que nació con este arte,
sus actuaciones son fenomenales.

–Buenas noches público encantador
es un honor estar con ustedes,
y demostrarles que el peligro
puede ser nuestro amigo
y fiel confidente.
En mi mundo el sol no ilumina,
la luna es una doncella errante
que observa a las bestias
devorarse entre ellas
para saciar el hambre.

No existe la armonía,
ni la felicidad,
solo impera el odio y la oscuridad.
Brujas arpías voladoras
cuyas alas de vampiro
se extienden con libertad,
pues vuelan en la nebulosidad
alistando sus filosos colmillos
para poderse alimentar.

La metamorfosis en los anfibios
se adulteraba a causa
de una atmosfera no común ni ordinaria.

Habitaban abejas con cabezas humanas,
inmensos grillos con patas de ranas,
pulgas desmesuradas,
escorpiones en forma de arañas,
serpientes con cuerpos de salamandras.

Provengo del cosmos y la noche,
mi evolución surgió a través de los asteroides
cuyas  fuerzas nucleares invadían mi cuerpo
que al caminar por este suelo
las semillas germinaban con éxito.

Al presenciar todas estas bestias desagradables 
me di cuenta de algo importante;
adiestrarlas para que sean pacíficas
y no se destruyan o eliminen entre ellas,
por eso hoy les tengo una sorpresa–.

Es insólito lo que estamos viendo,
algo anómalo para nuestros ojos
estupendo, perfecto. Efferus es muy diestro.

Ovaciones del público…

Observen damas y caballeros,
como este foráneo usa su mano derecha
para traer al escenario a un abracadabrante mutante,
manipulándolo a través de un círculo luminoso
de color azul que porta en la palma de la mano
en forma de triángulo.

¡Que monstruosidad! Es un ciempiés colosal.

Todos se asombran.

Sus patas son las de una hormiga gigante,
inmensas espinas cubren su tronco 
y la cabeza es la de una mosca;
esto no se ve en todas partes.

Efferus con su misma mano
a esta criatura la seguía controlando;
le transmitía paz y tranquilidad,
segura de ella misma
hacía lo que su amo le decía.

Se paraba, flotaba, volaba
y paseaba  por encima de las cabezas
de los espectadores que estaban anonadados. 

¡Qué espectáculo!, él fue Efferus,
el personaje blanco.

Gracias.

Aplausos del público.

(Tomado de El origen del mal y otros poemas, 2017) 

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