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Después de haberlo castigado con severidad
lo llevé a la tierra del sufrimiento, el Seol, Hades, el Abismo y el Lago de
Fuego… llegando le mostraba aquel tenebroso lugar.
–Observa
pecador como es la prisión de los desobedientes. Aquí son sentenciados todos
los que no están escritos en el libro de la vida, aquellos que cometieron perversidades y
nunca se arrepintieron, esos, ahora están pagando con sufrimiento, dolor, angustia, y desespero.
Bestias híbridas se acercaban al convicto
para lanzarlo a la prisión de fuego y arda toda la eternidad. Estas criaturas
tenían la cabeza de león y melena de pelo de serpiente, su cuerpo era humano,
siendo corpulentos, pero poco diestros. Eran los guardianes del infierno.
Antes de regresar y llevar a Anna, su
madre y sus hijos al cielo, debía de cambiar de apariencia, no quería que se
asustara, ella debía ser elogiada por un ángel de luz que la llevara al paraíso
donde merecía estar por ser de buen corazón, leal a Dios. Entonces decidí
convertirme en arcángel: mi rostro era muy bello, mi cabello rizo y ondulado,
cuyo color amarillo centelleaba con mucha luminosidad. Mi piel era celeste, mis
enormes alas blancas como las nubes se alistaban para volar y cumplir con el
designio del Creador; llevar la paz a las almas inocentes y perdidas en el
reino inferior.
Al llegar me fijé en los rostros pálidos y
ensangrentados de Anna, Zelinda, Kasilia, Armin y la niñera asustados y
desapercibidos sin saber lo que realmente había sucedido.
–Soy
un ángel enviado por Dios, soy su
protector quien los llevará al seno
de Abraham, donde reposarán toda la
eternidad. Sus almas son dignas de
respeto y admiración.
Enaltecí sus espíritus, tanto que una luz
blanca resaltaba en ellos divinidad y hermosura borrando el rostro pálido y
ensangrentado para que la tranquilidad y armonía gobierne siempre.
Regresé a la vida real con sed de
venganza, con más odio y coraje, en busca de mi presa, y con la cual me iba a
deleitar. ¡Por fin! Tenía la libertad de vengarme contra el autor de aquella
terrible masacre que solo yo sabía su identidad. Los policías no encontraron
pistas porque todo lo hizo a la perfección y con paciencia, un psicópata inteligente
que se burlaba de la ley terrenal, esta jamás lo iba a capturar, pero de mis
garras no se libraría.
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