jueves, 1 de marzo de 2018

El Limbo (parte I)





Antes de la resurrección de Cristo

había un lugar de reposo

para los justos, donde las almas

sin ser bautizadas descansaban.



No podían gozar del paraíso

porque su destino era vivir en el limbo.



Su ubicación

estaba en la región fronteriza del infierno

donde no existía el fuego

y menos sufrimiento.

Solo reinaba el silencio.



Un lugar montañoso y rocoso,

lleno de árboles protectores

de todos los recién nacidos,

aquellos que a temprana edad morían

y se convertían en mariposas brillantes.



El brillo de su inocencia

se expandía por todas partes, 

parecían estrellas fugaces.



Cuando mi presencia invadía este paisaje,

las aguas turbias de un lago feroz y misterioso

me daban la bienvenida

de forma pacífica.

Y un anciano me esperaba

en un viejo bote de madera,

listo para bogar a lo desconocido.

Narrar el mito fue mi deber.

No hay comentarios:

Publicar un comentario