sábado, 23 de junio de 2018

La maldad es una fiesta bulliciosa



Satan is real me dice Kreator desde la pantalla. Una alucinada propuesta donde el diablo existe, vigila, acecha, se entromete y hace daño. Toda una historia donde la maldad no se encuentra en seres mitológicos y fantásticos, sino en las personas, en todos aquellos que vemos, con quienes hablamos e interactuamos. La maldad en toda su esencia brutal e intimidante.
Una maldad manifiesta en un sinfín de actividades atroces: 1) Un rifle de alto alcance sobre miles de espectadores. 2) Un ojo acechante sobre niñas que juegan solas en un parque público. 3) Un taxi engullendo a una joven descuidada y vomitándola en el basurero de la ciudad. 4) Manos apretando el cuello de una esposa que ya no gritará. 5) Botas descargando la ira acumulada de años sobre alguien más. 6) Cabezas rotas en las calles por gritar libertad. 7) Un dorso exigiendo su cabeza para ser reconocido. 8) Un hombre que flota sobre un río, solitario en su descomposición. 9) Un auto embistiendo a cientos de peatones porque su conductor era alérgico a la felicidad ajena. 10) Un misil esperando su oportunidad para despegar y detonar sobre un territorio hostil.
La maldad que crece en silencio. La maldad que es una fiesta bulliciosa y descontrolada. La maldad que como imán atrae a simpatizantes. La maldad sorpresiva. Siempre la maldad entonada en un coro salvaje que danza en su fiesta macabra.
(Fragmento del prólogo que aparece en mi libro EL ORIGEN DEL MAL y otros poemas. Aquí lo pueden leer completo)

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