sábado, 9 de junio de 2018

El circo ilusorio (I)

Ilustración tomada de http://portalhistorias.blogspot.com/2017/01/leyenda-el-caballero-negro.html



Damas y caballeros,

este show será diferente…



Les agradezco su presencia,

para nosotros es importante

que sus ánimas no estén en pena.



Llegó la hora de que todos

se diviertan.



Con ustedes,

el ventrílocuo de fama y experiencia;

un artista que ha viajado con su muñeco

a todos los planetas.



Su prestigio alcanza las estrellas,

sus actuaciones han sido perfectas.



Aunque de apariencia extraña,

quien se robaba

el escenario era Donatus,

el muñeco con rostro pálido y nariz de payaso.



Un excelente declamador

de rapsodias legendarias.



–Bueno, camarada

es hora de declamar una historia,

recuerda que nuestros espectadores

son la gloria. Empecemos.



El caballero negro

Hace mucho, muchísimo tiempo

un caballero negro cabalgaba

por un oscuro desierto,

despechado por su destierro,

sin tener un destino cierto

cabalgaba, para olvidar sus mustios recuerdos.



(Aplausos del público)



Un lugar donde los lobos

cantan a las sombras,

donde las cumbres

son negras y oscuras,

decaídas por su soledad,

ahí solo impera la maldad.



Aquel hombre misterioso,

de cuerpo incorpóreo,

de atractivo sombrero

y lóbrego abrigo,

solo marchaba

a un oscuro destino

que sin miedo

aceptaba el desafío.



(Aplausos del público)



Voces melancólicas,

atractivas y rencorosas,

susurraban cerca de él;

se quejaban porque

fueron asesinadas

por un despiadado coronel;

un supuesto verdugo

que estaba en contra

de los deseos impuros.



Un esqueleto ambulante

pútrido y repugnante,

este era el causante

de todas las muertes

escalofriantes.



El caballero negro se quedó quieto

escuchando a los indefensos,

quiso vengarse por aquellos

para que lograsen el reposo eterno.



Se bajó de su caballo

y se fue caminando

en busca de su adversario,

para hacerle pagar por sus pecados



Caminaba

buscando a la malignidad,

para poder enfrentarla

y lograrse vengar.



Los muertos ya lo veneraban,

era su justiciero,

el caballero negro,

el legislador de los afligidos,

el héroe de los desprotegidos.



Encontrando al coronel,

aquel esqueleto demoniaco.



Con solo observarlo

su enemigo es despedazado.



¡Sufre! ser malvado.



Los muertos han descansado.



Gracias…

(Aplausos del público)



Los espectadores

se quedan anonadados

por el grandioso espectáculo;

ellos fueron Donatus

y su amo legendario. 

(Tomado de El origen del mal y otros poemas, 2017) 

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