Ilustración tomada de http://portalhistorias.blogspot.com/2017/01/leyenda-el-caballero-negro.html |
Damas
y caballeros,
este
show será diferente…
Les
agradezco su presencia,
para
nosotros es importante
que
sus ánimas no estén en pena.
Llegó
la hora de que todos
se
diviertan.
Con
ustedes,
el
ventrílocuo de fama y experiencia;
un
artista que ha viajado con su muñeco
a
todos los planetas.
Su
prestigio alcanza las estrellas,
sus
actuaciones han sido perfectas.
Aunque
de apariencia extraña,
quien
se robaba
el
escenario era Donatus,
el
muñeco con rostro pálido y nariz de payaso.
Un
excelente declamador
de
rapsodias legendarias.
–Bueno,
camarada
es
hora de declamar una historia,
recuerda
que nuestros espectadores
son
la gloria. Empecemos.
El caballero negro
Hace mucho,
muchísimo tiempo
un caballero negro
cabalgaba
por un oscuro
desierto,
despechado por su
destierro,
sin tener un
destino cierto
cabalgaba, para
olvidar sus mustios recuerdos.
(Aplausos del
público)
Un lugar donde los
lobos
cantan a las
sombras,
donde las cumbres
son negras y
oscuras,
decaídas por su
soledad,
ahí solo impera la
maldad.
Aquel hombre
misterioso,
de cuerpo
incorpóreo,
de atractivo
sombrero
y lóbrego abrigo,
solo marchaba
a un oscuro
destino
que sin miedo
aceptaba el
desafío.
(Aplausos del
público)
Voces melancólicas,
atractivas y
rencorosas,
susurraban cerca
de él;
se quejaban porque
fueron asesinadas
por un despiadado
coronel;
un supuesto
verdugo
que estaba en
contra
de los deseos
impuros.
Un esqueleto
ambulante
pútrido y
repugnante,
este era el causante
de todas las
muertes
escalofriantes.
El caballero negro
se quedó quieto
escuchando a los
indefensos,
quiso vengarse por
aquellos
para que lograsen
el reposo eterno.
Se bajó de su
caballo
y se fue caminando
en busca de su
adversario,
para hacerle pagar
por sus pecados
Caminaba
buscando a la
malignidad,
para poder
enfrentarla
y lograrse vengar.
Los muertos ya lo
veneraban,
era su justiciero,
el caballero
negro,
el legislador de
los afligidos,
el héroe de los
desprotegidos.
Encontrando al
coronel,
aquel esqueleto
demoniaco.
Con solo
observarlo
su enemigo es
despedazado.
¡Sufre! ser
malvado.
Los muertos han
descansado.
Gracias…
(Aplausos del
público)
Los
espectadores
se
quedan anonadados
por
el grandioso espectáculo;
ellos
fueron Donatus
y
su amo legendario.
(Tomado de El origen del mal y otros poemas, 2017)
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